lunes, 20 de junio de 2016

CAVALIERS CAMPEONES: LA PROMESA CUMPLIDA DE LEBRON.


El deporte tarde o temprano te da revancha, te da la oportunidad de volver a conseguir algo que por alguna razón no pudiste conseguir y eso es justamente lo que le sucedió no sólo a los Cleveland Cavaliers sino a LeBron James y por qué no decirlo, a la ciudad y el estado de Ohio, un estado que en los deportes parecía estaba maldita.




Desde aquel draft del año 2003 ese muchacho musculoso, con cara de adulto pero alma de niño, le prometió a su equipo, a su familia, a él mismo que regresaría a la gloria a Ohio, que les daría eso que no llegaba desde el año de 1954 cuando los Cleveland Browns se coronaban en la NFL.

La tarea no fue fácil. James tuvo que pasar los clásicos años de adaptación que ciertamente fueron pocos, tanto así que en el 2007 llegó a sus primeras finales de la NBA pero los San Antonio Spurs le demostraron que no es sencillo ganar un anillo en la liga.  Sus siguientes años en los Cavs no fueron lo que esperaba y llegó el momento de un cambio para él.



El 8 de Julio de 2010 el destino de Cleveland y de James se separó. James se cansó de esperar y abandonó el barco, se fue a Miami con sus amigos Dwayne Wade y Chris Bosh para armar un equipo que en las 4 temporadas que militó ahí llegó a las finales y logró 2 títulos. Los Cavaliers, por el contrario, se fueron al fondo de la liga, con una afición herida, abandonada, lastimada, que juró odio perpetuo a James por lo que hizo y con Dan Gilbert con un equipo que no se pudo recuperar.

Todo este espectáculo generado por James al televisar su decisión fue de mal gusto, no tenía que jugar así con los que le dieron la oportunidad, con los suyos, con todo mundo. LeBron fue día a día más odiado y aunque el tiempo le dio la razón la forma no fue la correcta pero después hizo lo correcto a vista de muchos, regresar para cumplirle a Cleveland lo que prometió: Un título.



Al finalizar la serie donde los Spurs volvieron a victimizarlo, James decidió poner punto final a su estancia en Florida y regresó para encontrarse con su gente. Como en un noviazgo mal llevado se reencontró con su amada y el perdón llegó y por ende la ilusión regresó para todos en la ciudad, pero no sería fácil esto.

Los Cavs dieron una gran temporada en la 2014-2015, todo mundo pensó que el tándem James-Irving-Love conquistaría la NBA pero no fue así porque las lesiones mermaron al equipo en los playoffs y sus hombres fuertes no pudieron ayudarlo a enfrentarse a unos Golden State Warriors que deslumbraron a la liga y que aprovecharon lo disminuidos que estaban sus rivales para arrebatarles el título.

La temporada siguiente fue una temporada histórica pero para los Warriors, el mejor record en la historia de la NBA, favoritos absolutos para ganar todo y arrollar a todos, incluidos James y compañía. Las cosas parecían así pues las finales iban 3-1 donde Curry, Klay Thompson y compañía estaban arrollando pero el guión cambió después del juego 4 y la suspensión de Draymond Green, el alma del equipo, lo cual dio pie a que James tuviera una bocanada de aire y pudiese tomar al toro por los cuernos.

Esplendidas actuaciones de “The King” en los siguientes 3 juegos, destrozando defensas, bloqueando tiros, mostrando un liderazgo y un hambre de triunfo que nunca antes le habíamos visto tuvo su recompensa y esa recompensa fue que al oírse la chicharra del último cuarto en Oracle Arena James rompiera a llorar, llorar de alegría porque lo había logrado, cumplió con su palabra y ahora Cleveland estaba de nuevo en la cima del deporte.



En el futuro no sabemos qué pasará, quizás este sea el inicio de una era donde los Cavaliers acumularán títulos, quizá sea la última vez que suceda, eso no importa, lo importante es que la vida en Cleveland es buena y James, James ha dado un paso enorme para quedar en el olimpo de los inmortales del básquetbol.


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