lunes, 27 de enero de 2020

Kobe




En el mundo del deporte uno se va haciendo de gustos y con esos gustos llegan los rivales. Al elegir a un equipo, sabes que por consecuencia hay otro u otros a los cuales tendrás como “enemigos”, así me sucedió con los Celtics, equipo al cual apoyo, y los Lakers, los Lakers de Kareem, Magic y Kobe.


Kobe fue uno de esos jugadores que tuve la fortuna de ver desde el inicio de su carrera, cuando un muchacho de 17 fue elegido por los Hornets y poco después traspasado a los Lakers, hasta su gira de despedida en el año 2016 y pensé que eso sería todo, que muchos años después habrían un sinfín de anécdotas de él siendo instructor de jugadores, tratando de arreglar a algún equipo siendo parte del cuerpo directivo, viendo como se le quebraba la voz en su discurso de inducción al Salón de la Fama de Naismith o riendo con Shaq y Pau en alguna entrevista por ahí del 2050, pero no, nada de eso sucederá.



Kobe se fue del plano terrenal dejando un legado impresionante. Un accidente en helicóptero le arrebato la vida a él y otras siete personas (incluida su hija Gianna), haciendo que la familia de la NBA, y del deporte en general, quedaran en shock. Uno como admirador del deporte espera que las leyendas se vayan ya entrados en años, después de escuchar la narración de sus anécdotas de viva voz estando él en su casa, en compañía de su familia, pero este no fue el caso.


Será difícil poder colocar a Bryant en la discusión del mejor de todos los tiempos, pero de algo estoy seguro, fue el competidor más ávido que pude ver en la duela. Él hizo renacer a los Lakers, él tuvo que llevar sobre sus hombros a una liga que se quedó sin su máxima estrella, aguantó comparaciones, burlas, desaires y más. Poco a poco fue ganándose el respeto de todo mundo, de quienes dudaban de su capacidad para liderar, de aquellos que mencionaban que sin Shaq no podría ganar, de los que lo tildaban de individualista…todo lo superó y se convirtió en una leyenda.



Su ética de trabajo era intachable, se convirtió en un líder dentro y fuera de la cancha, en un ejemplo, era tanto su amor por el básquetbol que logró plasmarlo en un cortometraje y se hizo merecedor aun premio Óscar, apoyaba a los jugadores jóvenes, a la comunidad con su fundación, podríamos decir que hizo de todo, hasta de lo malo.


Como todo ser humano, no fue perfecto. En el 2003 fue acusado de abuso sexual, un momento que marcó su vida y lo hizo madurar de una manera muy rápida. Sólo él y la otra parte sabrán a ciencia cierta lo que sucedió, pero todo se arregló y pudo rectificar su camino, un camino que se hizo aún más exitoso.



Yo a Kobe lo odié, disfruté verlo perder en 2008, se vengó en 2010 y me hizo enojar, pero pasaron los años y acabé admirando todo su legado, disfruté ver cada uno de los juegos de su última temporada y lloré su muerte. Más allá de los colores, de las situaciones, de todo, hay que quedarse con lo bueno de las personas. Nunca lo conocí, pero me identifiqué con él, fue como un amigo y uno lamenta que los amigos se marchen.


No queda más que recordarlo y agradecerle por todo, por sus dribles, por sus canastas, por como salió adelante, por como inspiró a miles de personas. Muchas gracias por todo, Mamba Negra, y hasta luego.


"Lo más importante es intentar e inspirar a las personas, para que ellos puedan ser grandes en lo que sea que quieran hacer". Kobe Bryant.




miércoles, 22 de enero de 2020

LA SALUD MENTAL EN EL DEPORTISTA PROFESIONAL



Hace unos días, Netflix lanzó un documental titulado: "Killer Inside: The Mind of Aaron Hernández", el cual ha causado revuelo tanto entre aficionados como en los medios deportivos.

Está por demás señalar que la serie nos muestra como poco a poco la descomposición de la vida de Hernández lo llevó a cometer crímenes, eso, de la mano del desarrollo de la ETC (encefalopatía traumática crónica), pero todos los problemas que cargaba sobre sus hombros se fueron creando por la manera en que su vida se fue llevando.



Antes de seguir en el meollo del asunto, se debe saber que la salud mental está definida por la OMS como: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Gracias a esta definición, podemos observar que Aaron Hernández no gozaba de una salud mental plena en su juventud, más desde la muerte de su padre y eso fue un detonante grave de su situación.

Pero Hernández no ha sido el único que ha pasado por situaciones como esta, hay cientos, sino es que miles, de deportistas que día a día tienen que pelear con esta enfermedad. Las historias de vida de muchas estrellas (y no tan estrellas) en el deporte nos cuentan que este era su recurso para olvidar la pobreza, alejarse de las pandillas, ayudar a su familia y más, en cierta forma, hay un aire de “romanticismo” en lo que cuentan, como se libraron de ello y salieron adelante…por lo menos la mayoría.

Hay casos muy duros a lo largo de los años, casos que generan tristeza en algunas personas, empatía en otras y burla en otras tantas. ¿Cómo es posible que alguien que gana miles o millones pueda no tener una vida sana? ¿Por qué no pueden librarse de sus males si ya cumplieron con el sueño de muchos?

Personas que “tiene todo” recaen en problemas familiares, pandillas, alcoholismo, drogas y más. Hay quienes logran levantarse, como el exfutbolista Paul Gascoigne, quien después de años de vivir sumido en el alcoholismo lo está superando, pero hay quienes no lo logran.



Un caso reciente es el de el exbasquetbolista Delonte West, quien acumuló a lo largo de su trayectoria más de 40 millones de dólares, dinero que no le sirvió para poder controlar sus problemas internos. Diagnosticado con trastorno bipolar en su estancia en la NBA, West buscó ayuda profesional, familiar, de sus colegas, pero sólo al principio la obtuvo, de “Doc” Rivers, después, noticias, frustraciones, malas decisiones y poco apoyo acabaron con él. A día de hoy, vive como vagabundo, esperando que su vida se arregle o un poco de ayuda, ayuda que no le pudieron ofrecer antes, o que no fue suficiente.



Para no ir tan lejos, en el fútbol mexicano hay varios casos de exjugadores que han perdido todo gracias a la falta de salud mental. Las generaciones que fueron campeonas de los mundiales sub-17 no pudieron crecer porque su entorno no los apoyó cuando más lo necesitaban. Contados son los casos de éxito de estos otrora muchachos de oro, pero la mayoría se quedaron en el camino al malgastar su dinero y talento, por la falta de asesoría y malas compañías.

Si bien año con año los clubes profesionales, y la sociedad en general, se enfocan más respecto a la salud mental, estos deben trabajar más allá de lo establecido en los contratos, porque los jugadores no son una mera mercancía que después de un tiempo deja de servir, son personas que dejan su vida para defender a las instituciones, que dejan su salud en muchos casos y eso, eso debe ser recompensado, ya sea brindando atención psicológica a pesar de ya no formar parte del club o de alguna otra manera.