En el mundo del deporte uno se va
haciendo de gustos y con esos gustos llegan los rivales. Al elegir a un equipo,
sabes que por consecuencia hay otro u otros a los cuales tendrás como “enemigos”,
así me sucedió con los Celtics, equipo al cual apoyo, y los Lakers, los Lakers
de Kareem, Magic y Kobe.
Kobe fue uno de esos jugadores que
tuve la fortuna de ver desde el inicio de su carrera, cuando un muchacho de 17
fue elegido por los Hornets y poco después traspasado a los Lakers, hasta su
gira de despedida en el año 2016 y pensé que eso sería todo, que muchos años
después habrían un sinfín de anécdotas de él siendo instructor de jugadores, tratando
de arreglar a algún equipo siendo parte del cuerpo directivo, viendo como se le
quebraba la voz en su discurso de inducción al Salón de la Fama de Naismith o
riendo con Shaq y Pau en alguna entrevista por ahí del 2050, pero no, nada de eso
sucederá.
Kobe se fue del plano terrenal dejando
un legado impresionante. Un accidente en helicóptero le arrebato la vida a él y
otras siete personas (incluida su hija Gianna), haciendo que la familia de la
NBA, y del deporte en general, quedaran en shock. Uno como admirador del deporte
espera que las leyendas se vayan ya entrados en años, después de escuchar la
narración de sus anécdotas de viva voz estando él en su casa, en compañía de su
familia, pero este no fue el caso.
Será difícil poder colocar a Bryant en
la discusión del mejor de todos los tiempos, pero de algo estoy seguro, fue el
competidor más ávido que pude ver en la duela. Él hizo renacer a los Lakers, él
tuvo que llevar sobre sus hombros a una liga que se quedó sin su máxima
estrella, aguantó comparaciones, burlas, desaires y más. Poco a poco fue
ganándose el respeto de todo mundo, de quienes dudaban de su capacidad para
liderar, de aquellos que mencionaban que sin Shaq no podría ganar, de los que
lo tildaban de individualista…todo lo superó y se convirtió en una leyenda.
Su ética de trabajo era intachable, se
convirtió en un líder dentro y fuera de la cancha, en un ejemplo, era tanto su
amor por el básquetbol que logró plasmarlo en un cortometraje y se hizo
merecedor aun premio Óscar, apoyaba a los jugadores jóvenes, a la comunidad con
su fundación, podríamos decir que hizo de todo, hasta de lo malo.
Como todo ser humano, no fue perfecto.
En el 2003 fue acusado de abuso sexual, un momento que marcó su vida y lo hizo
madurar de una manera muy rápida. Sólo él y la otra parte sabrán a ciencia
cierta lo que sucedió, pero todo se arregló y pudo rectificar su camino, un
camino que se hizo aún más exitoso.
Yo a Kobe lo odié, disfruté verlo
perder en 2008, se vengó en 2010 y me hizo enojar, pero pasaron los años y acabé
admirando todo su legado, disfruté ver cada uno de los juegos de su última
temporada y lloré su muerte. Más allá de los colores, de las situaciones, de
todo, hay que quedarse con lo bueno de las personas. Nunca lo conocí, pero me
identifiqué con él, fue como un amigo y uno lamenta que los amigos se marchen.
No queda más que recordarlo y
agradecerle por todo, por sus dribles, por sus canastas, por como salió adelante,
por como inspiró a miles de personas. Muchas gracias por todo, Mamba Negra, y
hasta luego.
"Lo
más importante es intentar e inspirar a las personas, para que ellos puedan ser
grandes en lo que sea que quieran hacer". Kobe Bryant.
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