domingo, 1 de mayo de 2022

EL OCASO DEL DEPORTIVO TOLUCA

 Vaya que ha sido complicado poder escribir esto, habiendo tantas maneras de iniciar el texto elegí lo siguiente: Que orgullosos debemos sentirnos de ser aficionados del Deportivo Toluca, pero que complicado es ser aficionado del Toluca en esta época. Pasar de ser un equipo que se hacía respetar a uno que cualquier rival ningunea, no es fácil. Que semana a semana se destaque más lo malo que lo bueno, que los aficionados de otros se la pasen burlándose de nosotros, ver que la calamidad aumentaba conforme avanzaba el calendario es complicado y para ello hay muchos culpables.

El clausura 2022 fue el epítome de una serie de malas decisiones que se vienen arrastrando de años atrás. Todo empezó de manera confusa cuando se decidió cesar a Hernán Cristante y se trajo a Ignacio Ambriz, un movimiento que si bien fue intempestivo generó confianza en la mayoría de la afición pues Ambriz tenía un mejor currículum y hambre de revancha.

Meses después de eso el equipo ha tocado fondo. Goleadas por montón, jugadores desganados, un técnico abrumado, una directiva rota, un dueño desinteresado y una afición frustrada es lo que dejó el torneo. El pago de una multa es lo de menos para los de pantalón largo y corto, para el mandamás del Deportivo el costo es mínimo, los demás se pueden ir en cualquier momento y se libran del problema, los que sufrimos somos los de la tribuna, los que desde casa apoyan y somos a quienes más nos pesa el asunto.

El pagar la multa por ser el tercer peor equipo a lo largo de tres años es algo que da vergüenza, es algo que abruma y eso que hemos vivido otras épocas grises, pero no tan oscuras como la actual. No es como para equipararlo a un descenso porque en México sólo desciende un equipo, pero sí es una mancha en el extenso currículum de una institución que se jacta de ser grande, más no popular.

En la ya lejana época de los torneos largos nuestros Diablos tuvieron campañas horribles, es más, hasta el equipo de Cardozo, Morales, Sinha y Cristante tuvieron un torneo para el olvido, sin embargo, había mucha diferencia entre esos equipos y el actual, la cual era el profesionalismo, el apoyo de la directiva y la comunión entre todas las partes.

Don Nemesio Díez siempre vio por el equipo, estaba al pendiente de todo y si era necesario llamaba la atención a más de uno. Sí, tuvo un lapso de 23 años sin liga y 14 sin títulos (dado que ganó la copa en el 89), también tuvo a su lado a directivos inútiles, le dio oportunidad a técnicos sin capacidad y a jugadores malísimos, pero nunca, nunca dejó que secuestraran a la Institución como ahora.

Valentín Díez asumió el control del equipo en el 2000 después de la muerte de su padre, lleva 22 años y 4 títulos de liga, 2 campeón de campeones y un título de CONCACAF, sumando a eso algunas cuantas finales más. El problema con él es su falta de identidad para con el Toluca y el relegar las decisiones importantes a gente inepta, sin duda alguna él es el principal responsable del actual andar del equipo.

Los directivos inútiles, el “Concejo” que no sirve para nada (que finalmente y gracias al buen “Fantasma” Suárez sabemos que están enlazados), jugadores que ya sólo juegan por el dinero y no por buscar estar en lo más alto, técnicos que no han sabido darle la vuelta a situaciones complicadas y que no han tenido voz para traer mejor material humano (o quizá no les han hecho caso) y hasta la ahora dividida afición tienen su grado de responsabilidad, pero ni juntando a todos los antes mencionados se puede alcanzar el grado de culpabilidad del dueño.

Haré un pequeño paréntesis para tocar el tema de la afición y las redes sociales. Todas y todos tenemos una opinión que queremos sea escuchada y la tecnología a dado pie a que se pueda expresar, sin embargo, estas también han brindado “poder” a figuras que sólo buscan popularidad, generar controversia barata, se dicen expertos y como sabelotodos actúan; se creen superiores a los demás por tener más reacciones y ningunean a los demás. Esas personas también son un cáncer para los aficionados porque se sienten intocables, con poder y al final por mucho que digan o hagan son uno más.

 A día de hoy puedo decir que el Toluca es un club desamparado, desahuciado y sin futuro, secuestrado por directivos que no saben moverse, por promotores que sólo ven por ellos mismos, por jugadores que no desquitan en lo más mínimo el alto salario que tienen, por aficionados que en lugar de unir buscan dividir y que tiene un dueño que poco a poco ha ido dejando de lado al club de los amores de su padre.

La multa es lo menos importante, lo que nos debe preocupar es el futuro del equipo. No va a ser vendido, de eso hay que olvidarnos, seguro la próxima temporada se parchará un poco, pero no se arreglará. Hay ya muchos intereses internos de por medio y no hay alguien que le ponga un alto a ello. Los que estamos siempre somos los que la pasamos mal, quienes tenemos que aguantar de todo y quienes, a pesar de los pesares, seguiremos fieles al club.

Desde hace varios torneos Toluca es un equipo sin alma, con pocos jugadores que realmente buscan aportar y ser profesionales; con muchos que piensan más en el look, en los bloqueos de redes sociales, en que su quincena llegue completa sin desquitarla y que está falto de calidad, de sustancia y de fútbol. Lo peor es que en épocas de vacas flacas se está haciendo “ídolos” a tipos que no dejan todo en la cancha y por eso se crecen.

Ojalá se dé un milagro pronto, que alguien ilumine a todas las partes para que trabajen por el bien del club y lo hagan de nuevo uno competitivo, porque si se es competitivo tarde que temprano llegará el éxito. Mientras, a aguantar vara, sin bajarnos y tratando de apoyar, pero exigiendo también, a nuestros Diablos Rojos del Toluca.