lunes, 17 de febrero de 2020

LA CONDUCTA EN LOS ESTADIOS


El fin de semana que recién acabó se registró un nuevo acto de racismo en los estadios de fútbol, bueno, uno detectable porque en la gran mayoría de las canchas se dan, ya sea de un aficionado aislado o de un grupo que no tiene la fuerza para hacer que sus acciones despectivas se escuchen.


En esta ocasión, Moussa Marega, jugador del Porto, fue víctima. No es la primera ocasión que suceden cosas como esta, no será la última (lamentablemente) y hay que tocar dos puntos aquí: La solidaridad y los derechos del aficionado.




La solidaridad en el campo fue nula para Marega. Compañeros de equipo le pedían que no se fuera de la cancha, no tuvieron la capacidad y la empatía de ponerse en su lugar y eso genera que uno se ponga a pensar en lo poco humanos que pueden ser los futbolistas en ocasiones, los rivales, de igual manera, no hicieron algo por apoyar a su compañero de profesión. Podrán muchos justificar la nulidad de sus acciones con el miedo, miedo a perder el partido, a dejar dinero, a que puedan quedarse sin trabajo, pero están en un equipo y mientras uno es parte de un equipo o un gremio se debe ser solidario.


El segundo punto, y considero el más importante, es la actitud de los aficionados al fútbol (y a los deportes en general). Muchos dicen que ir a la tribuna sirve como desahogo, para sacar toda la presión que se trae dentro, desestresarse y más, pero ¿Hasta dónde es válido agredir a una persona con tal de “apoyar” a tu equipo?



Muchas veces he escuchado el argumento “Si no es el teatro para estar callado” respecto a como son las cosas en las tribunas, pero una cosa es alentar a los tuyos y otra violentar a los otros. En todos los años que llevo en la cancha he escuchado de todo, literalmente de todo, y en ocasiones he sido yo el que ha soltado palabras que no van al caso, pero pocas afortunadamente y me arrepiento de algunas.
Cobijados en un mar de gente, personas quieren hacerse las graciosas y generan una ola de resentimiento en contra de gente que hace su trabajo con un uniforme diferente al que se apoya y eso, eso parece ser un cheque en blanco para sacar todos los monstruos que traemos dentro y hacer menos a los contrincantes.


Y esas actitudes van más allá de lo cultural, se da en los estadios de los supuestos países de primer mundo, futbolísticamente hablando. La homofobia, la violencia, el racismo, la insensatez abundan en las tribunas y eso parece que nunca acabará. Pocos son los lugares donde no suceden cosas así, donde la gente va a apreciar el deporte, a apoyar a los suyos y a disfrutar de manera sana un espectáculo que forma parte de su vida.




Seguro existirá gente que crea que estas letras son exageradas, que es parte del “desmadre” y ya, pero considero que no es así, que debe atacarse ese problema de fondo, porque finalmente lo que sucede en la tribuna es un reflejo de la sociedad que somos y vaya que en estos momentos en México la sociedad está más que afectada por toda la violencia que vivimos día a día. Quizá las canchas deberían de ser un oasis para salir de ese tema, pero no es así y la fomenta más.


lunes, 10 de febrero de 2020

LO QUE DEJARON LOS OSCARS


Los premios Oscar fueron entregados este 9 de febrero, muchos quedaron contentos con lo acontecido, otros no, pero debo escribir que esta ceremonia dejó momentos, mensajes y decisiones poderosas que podrían repercutir en el futuro. Más allá de hablar de lo que todos pueden hablar, no trataré los temas que todos tocan (actuaciones, aspectos técnicos y cosas así) porque el internet está lleno de ello, sino otros temas que siento deben ser más relevantes.



Parasite aplicó la clásica romana”Veni, vidi, vici”. Bong Joon Ho nos entregó una obra que, más allá de lo que varios consideran sorpresivo, podría ser el punto de quiebre respecto a la distribución de cine no sólo en México, sino en el mundo. Las salas de cine están repletas de producciones estadounidenses y mexicanas, hay poco espacio para apreciar cine de otros países. Si bien las principales cadenas que existen en nuestro país (Cinepolis y Cinemex) son un negocio, el éxito de la película sudcoreana debería generar que se traigan más filmes de otros lados y no sólo a la sala de arte, sino a salas comunes.

Es mucho pedir, sí, pero no todas las ciudades cuentan con una cineteca para poder apreciar otras opciones. No pido que traigan puro Dogma 95, apreciativas intelectualoidas ni eso, quizá las más populares (pero que tengan calidad), los éxitos más grandes y así podamos ampliar aún más nuestra visión.



Otro punto que debe impactar, de manera positiva, en la ceremonia recién celebrada son los poderosos mensajes que dieron Hildur Guðnadóttir y Joaquin Phoenix. No hay mejor ventana para que los ahora ganadores del Oscar pudieran expresarse, dado que su discurso fue visto por millones de personas y, por la gran cobertura de medios, llegará a millones más.

Palabras más, palabras menos, la frase más impactante del bello discurso de Guðnadóttir fue: "A las chicas, a las madres, a las hijas quienes escuchan la música desde adentro, por favor hablen, necesitamos escuchar sus voces", dejando muy en claro que las mujeres deben expresarse en todos los aspectos que existen, que no deben guardarse las cosas y que la lucha continúa, pero hay oportunidad de ganarla.

Phoenix habló de desigualdad, racismo, pero sobre todo de la sensación de la humanidad de ser superiores a todos los otros seres del planeta y como se ha abusado de eso, a tal punto que estamos en una fase crítica para la supervivencia de todas las especies. Joaquin es un reconocido miembro de PETA y está en contra del uso de los animales en la industria, pelea por sus derechos y es un creyente en que todos somos iguales. Aplaudible para unos, exagerado para otros, el ganador del Oscar a mejor actor logró todos sus cometidos: ganar el premio y poder expresarse a rienda suelta.



Finalmente, no hay más que recordar que el cine es algo apreciativo, no existe persona en el mundo que tenga la completa razón al decir que una película es buena o mala y menos nosotros los meros espectadores. Habrá personas que tengan estudios, experiencia y más, pero nosotros sólo las vemos, no somos los encargados de premiar las obras que pudimos ver a lo largo del año. A lo largo de los años todos hemos generado un ojo particular para apreciar el cine y es por ello que hoy más que nunca aplica la frase de Clint Eastwood: “Las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno”, por tanto, siempre habrá quien esté de acuerdo y quien no sobre los premios y así seguirá siendo.

lunes, 27 de enero de 2020

Kobe




En el mundo del deporte uno se va haciendo de gustos y con esos gustos llegan los rivales. Al elegir a un equipo, sabes que por consecuencia hay otro u otros a los cuales tendrás como “enemigos”, así me sucedió con los Celtics, equipo al cual apoyo, y los Lakers, los Lakers de Kareem, Magic y Kobe.


Kobe fue uno de esos jugadores que tuve la fortuna de ver desde el inicio de su carrera, cuando un muchacho de 17 fue elegido por los Hornets y poco después traspasado a los Lakers, hasta su gira de despedida en el año 2016 y pensé que eso sería todo, que muchos años después habrían un sinfín de anécdotas de él siendo instructor de jugadores, tratando de arreglar a algún equipo siendo parte del cuerpo directivo, viendo como se le quebraba la voz en su discurso de inducción al Salón de la Fama de Naismith o riendo con Shaq y Pau en alguna entrevista por ahí del 2050, pero no, nada de eso sucederá.



Kobe se fue del plano terrenal dejando un legado impresionante. Un accidente en helicóptero le arrebato la vida a él y otras siete personas (incluida su hija Gianna), haciendo que la familia de la NBA, y del deporte en general, quedaran en shock. Uno como admirador del deporte espera que las leyendas se vayan ya entrados en años, después de escuchar la narración de sus anécdotas de viva voz estando él en su casa, en compañía de su familia, pero este no fue el caso.


Será difícil poder colocar a Bryant en la discusión del mejor de todos los tiempos, pero de algo estoy seguro, fue el competidor más ávido que pude ver en la duela. Él hizo renacer a los Lakers, él tuvo que llevar sobre sus hombros a una liga que se quedó sin su máxima estrella, aguantó comparaciones, burlas, desaires y más. Poco a poco fue ganándose el respeto de todo mundo, de quienes dudaban de su capacidad para liderar, de aquellos que mencionaban que sin Shaq no podría ganar, de los que lo tildaban de individualista…todo lo superó y se convirtió en una leyenda.



Su ética de trabajo era intachable, se convirtió en un líder dentro y fuera de la cancha, en un ejemplo, era tanto su amor por el básquetbol que logró plasmarlo en un cortometraje y se hizo merecedor aun premio Óscar, apoyaba a los jugadores jóvenes, a la comunidad con su fundación, podríamos decir que hizo de todo, hasta de lo malo.


Como todo ser humano, no fue perfecto. En el 2003 fue acusado de abuso sexual, un momento que marcó su vida y lo hizo madurar de una manera muy rápida. Sólo él y la otra parte sabrán a ciencia cierta lo que sucedió, pero todo se arregló y pudo rectificar su camino, un camino que se hizo aún más exitoso.



Yo a Kobe lo odié, disfruté verlo perder en 2008, se vengó en 2010 y me hizo enojar, pero pasaron los años y acabé admirando todo su legado, disfruté ver cada uno de los juegos de su última temporada y lloré su muerte. Más allá de los colores, de las situaciones, de todo, hay que quedarse con lo bueno de las personas. Nunca lo conocí, pero me identifiqué con él, fue como un amigo y uno lamenta que los amigos se marchen.


No queda más que recordarlo y agradecerle por todo, por sus dribles, por sus canastas, por como salió adelante, por como inspiró a miles de personas. Muchas gracias por todo, Mamba Negra, y hasta luego.


"Lo más importante es intentar e inspirar a las personas, para que ellos puedan ser grandes en lo que sea que quieran hacer". Kobe Bryant.




miércoles, 22 de enero de 2020

LA SALUD MENTAL EN EL DEPORTISTA PROFESIONAL



Hace unos días, Netflix lanzó un documental titulado: "Killer Inside: The Mind of Aaron Hernández", el cual ha causado revuelo tanto entre aficionados como en los medios deportivos.

Está por demás señalar que la serie nos muestra como poco a poco la descomposición de la vida de Hernández lo llevó a cometer crímenes, eso, de la mano del desarrollo de la ETC (encefalopatía traumática crónica), pero todos los problemas que cargaba sobre sus hombros se fueron creando por la manera en que su vida se fue llevando.



Antes de seguir en el meollo del asunto, se debe saber que la salud mental está definida por la OMS como: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Gracias a esta definición, podemos observar que Aaron Hernández no gozaba de una salud mental plena en su juventud, más desde la muerte de su padre y eso fue un detonante grave de su situación.

Pero Hernández no ha sido el único que ha pasado por situaciones como esta, hay cientos, sino es que miles, de deportistas que día a día tienen que pelear con esta enfermedad. Las historias de vida de muchas estrellas (y no tan estrellas) en el deporte nos cuentan que este era su recurso para olvidar la pobreza, alejarse de las pandillas, ayudar a su familia y más, en cierta forma, hay un aire de “romanticismo” en lo que cuentan, como se libraron de ello y salieron adelante…por lo menos la mayoría.

Hay casos muy duros a lo largo de los años, casos que generan tristeza en algunas personas, empatía en otras y burla en otras tantas. ¿Cómo es posible que alguien que gana miles o millones pueda no tener una vida sana? ¿Por qué no pueden librarse de sus males si ya cumplieron con el sueño de muchos?

Personas que “tiene todo” recaen en problemas familiares, pandillas, alcoholismo, drogas y más. Hay quienes logran levantarse, como el exfutbolista Paul Gascoigne, quien después de años de vivir sumido en el alcoholismo lo está superando, pero hay quienes no lo logran.



Un caso reciente es el de el exbasquetbolista Delonte West, quien acumuló a lo largo de su trayectoria más de 40 millones de dólares, dinero que no le sirvió para poder controlar sus problemas internos. Diagnosticado con trastorno bipolar en su estancia en la NBA, West buscó ayuda profesional, familiar, de sus colegas, pero sólo al principio la obtuvo, de “Doc” Rivers, después, noticias, frustraciones, malas decisiones y poco apoyo acabaron con él. A día de hoy, vive como vagabundo, esperando que su vida se arregle o un poco de ayuda, ayuda que no le pudieron ofrecer antes, o que no fue suficiente.



Para no ir tan lejos, en el fútbol mexicano hay varios casos de exjugadores que han perdido todo gracias a la falta de salud mental. Las generaciones que fueron campeonas de los mundiales sub-17 no pudieron crecer porque su entorno no los apoyó cuando más lo necesitaban. Contados son los casos de éxito de estos otrora muchachos de oro, pero la mayoría se quedaron en el camino al malgastar su dinero y talento, por la falta de asesoría y malas compañías.

Si bien año con año los clubes profesionales, y la sociedad en general, se enfocan más respecto a la salud mental, estos deben trabajar más allá de lo establecido en los contratos, porque los jugadores no son una mera mercancía que después de un tiempo deja de servir, son personas que dejan su vida para defender a las instituciones, que dejan su salud en muchos casos y eso, eso debe ser recompensado, ya sea brindando atención psicológica a pesar de ya no formar parte del club o de alguna otra manera.