Hay cosas que uno no acaba de entender con el
actual equipo del Toluca: ¿falta talento, ganas, trabajo o simplemente la mala
suerte vuelve a apoderarse de los Diablos Rojos? Pese a que la situación en la
tabla general refleja que las cosas no están tan mal por la cantidad de puntos
que se obtuvieron al inicio del torneo, hay factores que pueden indicar que, de
nuevo, se cierra mal y se pone en riesgo la clasificación.
A diferencia de otros semestres, el Toluca de
Ambriz tiene un estilo definido, con todos sus pros y sus contras, lo malo es
que ese estilo ha generado cierta desesperación en una parte de la afición y
aquí es donde empieza todo. Salir jugando, el toqueteo de balón para tratar de
abrir espacios y la gran posesión que se tiene está siendo intrascendente, esto
a causa de la nula capacidad de anotar de los centros delanteros.
En fechas pasadas eso no pesaba porque se
concretaban muchos goles por parte de otros jugadores, pero si estos no andan
finos tampoco el peso inexistente de González y Sanvezzo en la zona de
definición dificulta mucho las cosas. 2 goles en 5 partidos son muy pocos, la
defensa se viene doblando y en ese tramo se han recibido 9, todo el colchón que
se tenía desapareció y las cosas se complican.
Mucha gente se cuestiona (yo incluido) ¿Por qué
no meter a un tipo como Abella para foguearlo? Peor arriba no se puede estar.
En el escenario más malo la cosa seguiría igual y en el más bueno se podría
tener a un jugador que por su hambre de establecerse haga muy bien las cosas,
digo, no creo que sea muy complicado superar lo hecho hasta ahora por el
paraguayo o el brasileño.
Otra cosa que va muy de la mano por la falta de
un delantero de calidad es la generación de ocasiones. Creo, sin mucho temor a
fallar, que la ausencia de tiros de media y querer entrar casi casi hasta la
cocina se da porque quieren forzosamente hacer que el “9” en turno meta gol y
genere confianza y porque, al saber que les cuesta tanto anotar, quieren tratar
de asegurar y eso impide que se fluya de manera armónica en el área rival.
Las flaquezas de la media y la defensa están
volviendo a surgir. Siento que en esas zonas hay gente que puede levantar el
barco, pero debe aplicarse a fondo para que la cosa se arregle y no volvamos a
sufrir.
La paciencia en muchos se acabó, las dudas
empiezan a ser muy fuertes en otros. Un sector más pequeño sigue con confianza
en el proyecto, más al saber las deficiencias el desánimo llega a invadirlos.
Hay grupos que como carroñeros esperaban que esto sucediera para tundir al
actual técnico y empezar a hablar de otros que ya no son parte de la
institución y que hacen comparaciones y comentarios muy fuera de lugar.
Estos son los momentos en que la afición
debería estar más unida y más que tirar contra muchos lo que necesita hacer es
exigir, exigir de buena manera porque sabemos que material humano hay para
salir del bache en estas tres jornadas y entrar a tono a la liguilla o
repechaje. La situación no es complicada (aún), pero una derrota más y los
focos rojos se prenden.
¿Se levanta el barco de Ambriz o de plano se
hunde como el Titanic? Eso lo veremos el sábado contra Pumas, un partido donde,
más que nunca antes en este torneo, se debe ganar, jugando como sea, pero se
debe ganar. Urge un envión anímico para que se estabilice el equipo. De la
afición no faltará nada en la tribuna, de eso estoy seguro, lo que esperamos
todos es que en la cancha tampoco falte lo que se necesita para ganar.
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