El Deportivo Toluca cerró el Apertura 2022 de
la manera más desastrosa posible: siendo goleado en la final. Es complicado
encontrar un torneo tan lleno de contrastes en las últimas épocas de nuestro
glorioso equipo rojo. Emoción, decepción, enojo, alegría, tristeza, ilusión,
todo se conjuntó a lo largo de los 3 meses y 29 días que duró nuestro
campeonato.
Sería muy fácil sólo tratar de escribir de los
2 partidos de la final, pero, a lo largo de todas las jornadas, es más, desde
la planificación del torneo, hubo cosas que disfrutamos y que odiamos.
Empecemos por el armado del equipo. Después de años llenos de intrascendencia, incluido
el pago de una aberrante multa, Valentín Díez decidió abrir la chequera e hizo
caso a las peticiones del técnico en turno, dejando de lado a promotores que
tanto mal le hicieron al club.
En cosas anecdóticas, pero que auguraban el trajín tan raro del club en este torneo, tuvimos el robo de la ropa deportiva antes del inicio del torneo. ¿A qué club le tenía que pasar esto? pues a nosotros. Dio para chistes, para cazar a gente que vendía robado, muchos se ocultaron por semanas y otros se daban golpes de pecho argumentando inocencia que, realmente, nunca existió. Otra fue la supuesta llegada de un delantero del fútbol europeo (Luuk de Jong o Edison Cavani), esto generó euforia y que la gente se volcara a comprar abonos. Muchos se decepcionaron porque fue humo, aunque al final su gasto valió la pena.
Fueron 8 refuerzos los que llegaron, que algunos funcionaron y otros no es normal, pero de eso vamos después. Con un plantel “basto” para el técnico es que se empezó a competir. Jugando bien, muy bien, por momentos, pero con ratos siendo dominados por los rivales, el Toluca logró un buen inicio, colocándose en la parte alta de la tabla.
Los puntos hacían llevaderas las carencias del
equipo, las cuales fueron pesando y pesando, haciendo que el equipo acumulara
una larga racha de encuentros sin ganar. Pese a todo y por la basta cosecha de
un principio, se pudo clasificar a la liguilla en un decente sexto lugar, quizá
sin mucha ilusión por parte de la afición por el acumulado del torneo, pero con
algo de esperanza.
En el torneo regular vimos todos que la
portería ya se sentía más segura que en el pasado, que la defensa seguía
haciendo agua por la falta de calidad de quienes llegaron y se quedaron, pero
que se cubría lo suficiente como para avanzar, que la media estaba bien a secas,
aunque si alguien faltaba no se tenía suplentes. La generación de juego era
nuestra mejor parte, pero quienes generaban tuvieron que cargar con más peso
del necesario dado que la delantera fue flaca, seca, nula y eso, eso al final
iba a acabar pesando.
También durante la pretemporada se habló mucho
de que se daría oportunidad a jóvenes, que la cantera podría tener chance de
alzar la mano y eso no sucedió. Hubo momentos como para dar minutos a jóvenes
para que empezaran a foguearse, para que agarraran ritmo de primera y
demostraran que tienen para competir con extranjeros y hacer la diferencia. Los
Vioalnte, Abitia, Gamboa, Llanas y demás tendrán que esperar otro torneo para
ser tomados en cuenta.
Claro que se pueden sacar cosas positivas de
las 17 jornadas regulares. Se logró una buena cantidad de puntos y eso genera
tranquilidad en el tema porcentual, varios de los refuerzos están como para
quedarse y aportar porque demostraron cosas positivas, el equipo se volvió un
equipo, más allá de los resultados, todos jalaban parejo y eso alcanzó para
cosechar algo bien sembrado.
Puntos negativos hay también, y muchos. La
necedad por querer utilizar un sistema de juego sin los jugadores adecuados
pesó por muchos momentos, la mala elección de jugadores en posiciones puntuales
pesó en muchos partidos, no es posible que tus delanteros tengan tan poco gol y
que tus centrales no pudieran hacer que la portería se fuera en cero más que en
2 ocasiones; la escasa banca también se vio y pesó muchísimo para la afición
que se dieran incontables oportunidades a jugadores que poco o nada aportaban y
hasta parecía que tenían un “pacto” para ser tomados en cuenta pese a no
demostrar calidad o que hicieran la diferencia.
En general fue un torneo regular bastante
decente, sirvió para que se viera un poco mejor el equipo respecto a torneos
anteriores, que no era tan difícil, y se regresaba a un repechaje. Lo
importante era seguir dando pie a un proyecto que empezó mal y que medio iba
enderezando el rumbo.
Siguiente fase: la reclasificación contra
Juárez. Partido donde el equipo empezó a cambiar de estilo por uno más
práctico, no tan apabullante respecto a la posesión y quizá con más
contundencia. Eso sí, la defensa seguía haciendo agua y fue gracias a la mala
calidad del rival que se avanzó con un marcador más abultado. Aquí Ambriz
modificó su parado táctico tratando de que los puntas agarraran ritmo y le
salió.
Cuartos de final: Santos el rival. Esta serie
fue la que acabó de enganchar a la afición con el equipo. Las emociones se
desbordaron en el partido de ida, con un resultado positivo que llegó gracias
al hambre de triunfo que se mostró y no tanto a la calidad. De esas ocasiones
que el extra es el que te da el triunfo y más porque se jugó de manera
inteligente en la vuelta (eso sí, con la respectiva dosis de suerte) y se avanzó,
haciendo que el fuego de todo mundo se encendiera y se empezara a soñar con una
final.
Semifinales: el “odiado rival” para muchos fue
el enemigo. Otra serie donde la diosa fortuna se hizo presente. Toluca no jugó
mal la ida, de nuevo tuvo suerte en muchos momentos, pero mostró contundencia y
de no ser por unos centímetros la ventaja en la vuelta habría sido mucho mayor.
El segundo juego se mostraron muchas carencias, se jugó a no perder y casi se
perdía. De nuevo fue el hambre de trascender lo que sacó a flote al equipo y no
tanto un buen nivel futbolístico o un gran planteamiento táctico.
Se llegó a la final, se cumplió un sueño.
Toluca estaba peleando por el título mucho antes de que la afición lo esperaba.
El proyecto rendía frutos muy rápido y todas y cada una de las carencias se
desvanecían frente a la ilusión de volver a dar la vuelta. Era obvio que, por
la manera en que se llegó a la final, Toluca no era favorito ni mucho menos,
sin embargo, el fútbol puede darte sorpresas y vaya que la fiel afición de los
Diablos se llevó una muy desagradable.
La serie por el título llegó. Pachuca era el
rival y llegaba embalado, con un fútbol dinámico y vistoso; tenía una base de
mexicanos formados en su cantera, jóvenes y extranjeros de gran calidad en cada
una de sus líneas, además, una banca con revulsivos suficientes en caso de que
la cosa se le complicara.
Tristemente, la serie se acabó a los 15
minutos. El rival salió enchufado, sin piedad y se aprovecharon de las
carencias que se vieron a lo largo del torneo, sumando a eso que el oportunismo
que se había dado en las series anteriores no llego, el desenlace fue más que
desastroso, fue una derrota humillante en casa la que nos llevamos. Pese a eso,
la ilusión, la fe y la esperanza no desaparecieron en la afición, esto porque
las ganas de atacar y tratar de acortar la desventaja se vieron, esto en gran
parte gracias al enorme apoyo que se dio en las tribunas. Un 1-5 se dio y ya
sólo esperar a que se finiquitara el asunto.
En la vuelta las cosas empezaron positivamente,
gol para abrir el marcador, un equipo que tenía intención y un poco de suerte
gracias a Volpi y su penal detenido. Todo eso se disipó por culpa de un gol que
mata esperanzas casi al finalizar el primer tiempo. Lo de Guzmán sentenció a
los rojos y de ahí llegó el momento más doloroso que se pudo ver.
Toluca salió dormido, un gol de vestidor mató
toda esperanza y no sólo ello, sino también mató el poco ánimo que le quedaba a
los de la cancha. No recuerdo una final tan displicente en mucho tiempo, Toluca
se veía derrotado, sin idea, con ganas de que todo acabara e irse a casa. De
milagro el marcador no fue más abultado, de por si nos tuvimos que tragar el
peor marcador en la historia de las finales, las burlas, el dolor y ahí
seguimos.
El catastrófico marcador generó muchas dudas.
¿Es correcto continuar con el proyecto Ambriz? ¿La directiva dará un paso al
costado? ¿El equipo tiene los tamaños para regresar a esta instancia y
finalmente ganar? Todo esto lo veremos en unos meses. De mi parte, creo que el
proyecto Ambriz debe seguir, pero ya no se debe tener un juego tan irregular.
Se le perdonó lo de la multa porque agarró un toro bravo, lo de la final es
100% de él porque no planeó bien las estrategias para enfrentar de manera digna
al rival y porque finalmente él tuvo la decisión de aprobar a todos los
jugadores.
La directiva encabezada por Suinaga y Sinha
prometieron cosas y se mencionó que de no ganar el título daban un paso al
costado. No sé si eso pase, quizá ganaron un poco de crédito por la final, lo
que sí tienen que hacer es convencer a Valentín de que siga abriendo la
cartera, de no ser así no se podrá intentar siquiera llegar a la misma
instancia en que estuvimos.
Respecto a los jugadores, vimos que muchos no
tienen los tamaños para portar la playera del equipo. Debe haber una limpia en
varias partes y traer jugadores, de preferencia mexicanos, para reforzar.
Ambriz sufrió muchísimo por la falta de nacionales de calidad, eso lo obligó a
meter, en ocasiones, a algunos que no tenían nivel, pero se necesitaban para
cumplir con las reglas del torneo.
Siento que este resultado debe servir para que
jugadores como Fernández, Ruiz y Huerta crezcan y sepan adaptarse a los
partidos de alta presión. Volpi, Baeza y Meneses deben dar el Do de pecho y no
caerse en los momentos fundamentales, fuera de ellos todos son prescindibles,
con algunos como Navarro o Álvarez que aporten experiencia desde la banca.
¿A quién daría de baja del equipo? Luis García,
Alan Rodríguez, Raúl López, Carlos Guzmán, Camilo Sanvezzo, Carlos Rodríguez,
Jorge Torres Nilo, Haret Ortega, Sebastian Saucedo, Jordan Sierra. La mayoría
no aportaron, a algunos se les puede sacar algo bueno porque tienen cartel y/o
juventud.
La misión para el armado del plantel será dura,
Toluca merece estar en las instancias finales, pero no merece ser humillado
como ahora. Vendrán días de calma y cuando regresen deberán tomarse las
decisiones pertinentes de la manera más pronta posible para que así se pueda
hacer una buena pretemporada.
Cerramos con esos engendros del demonio
llamados aficionados. Vaya temporada que se dio por su parte, animando en todo
momento, creando una comunión increíble y callando bocas respecto a quienes
decían que éramos fríos y pocos. Quizá no seamos los millones que tienen los
populares, pero vaya que nos morimos en la tribuna esta temporada. No nos
merecíamos un final así, pero nos toca pagar los platos rotos de lo que no se
hizo en el rectángulo verde.
Sea como sea, este Toluca plagado de parches
logró llegar a la final, con un resultado non grato, pero podría ser un buen
preámbulo si se toman decisiones inteligentes en el futuro cercano respecto a
bajas y altas. Estoy seguro que quien llegue a leer esto estará de acuerdo que
se gane o se pierda se apoyará al equipo por siempre (o mientras lo tengamos) y
que así pasen años sin campeonar ahí estaremos, apoyando y exigiendo porque el
Toluca no es popular, pero está lleno de una grandeza tan característica y
especial que sólo pocos podemos entender.
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