sábado, 17 de junio de 2017

El grito de la discordia.

La federación Mexicana de Fútbol está metida en un gran lío con la FIFA, ya no sabe qué hacer y las consecuencias de esto podrían ser muy grandes para ellos, para la selección mexicana y para los aficionados y todo por una palabra: Puto.

Noble y rebelde la afición mexicana.


Remontémonos al año 2004, al preolímpico que daba los boletos y se celebraba en Guadalajara es la cuna del dichoso grito que ahora rompe cabezas a tantas personas. México y Estados Unidos buscaban llegar a la final y obtener uno de los dos boletos que llevaban a la gran cita en Atenas, de pronto, en cada uno de los despejes del arquero Countess, al encarrerarse para realizar el golpeo de balón se escuchaba desde las tribunas un sonido parecido al “eeehhhhh” y cuando el contacto se realizaba el “puto” hacía que retumbaran las gradas. Por supuesto que Countess no sabía que significaba y la gente se divertía, sin saber hasta dónde llegaría su idea.

Los años pasaron, el grito se fue diseminando por todos los estadios de México. A la federación no le importaba eso, lo consideraban uno más de los improperios que surgen desde la tribuna y quizás una evolución del ya olvidado “que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, ese no es un portero, es una puta de cabaret” que sonaba en los años ochenta y noventa, puede que hasta antes.

Estadio Jalisco, el lugar donde se originó todo.


No se sabe bien el origen de la palabra puto. Dicen que proviene del latín putta y puttus que se pueden traducir como chiquillo y chiquilla, pero eso no es más que una simple anécdota en nuestros tiempos. El puto se utiliza para tratar de “ofender” a una persona dando a entender que esa persona tiene es homosexual o menos hombre que el que la grita. Hay quien la utiliza para referirse a la poca valentía, pero vamos, eso no es el común en los estadios de fútbol.

La FIFA está en contra de cualquier discriminación en sus tribunas y en sus campos, están muy atentos a lo que sucede pues su negocio debe mantener una imagen pulcra frente a todos los que los observan y más en una época donde cualquier detalle se vigila con lupa, todo dentro de su demarcación está y debe estar controlado, dentro de sus negocios.

Putin e Infantino estarán bajo la mirada del mundo en la confederaciones.


Fuera de eso, a la FIFA no le importa lo que pase en las calles y con los gobiernos, cantan sus dirigentes que se está en contra de cualquier discriminación, pero no ven más allá de su patio y otorgan competencias a federaciones alojadas en países que si bien no son abiertamente discriminatorios, en el fondo lo son y no les preocupa. Rusia es sede de la copa confederaciones y del mundial y, pese a sus leyes discriminatorias, les fue otorgado ese honor.

Cuando le otorgas tu máxima competición a un lugar donde el 43% de la población cree que la homosexualidad es un hábito malo y no te importa, pero quieres castigar a una federación por un grito que consideras homofóbico hay incongruencia. La política y el deporte no se deberían mezclar, pero Infantino y sus hombres deberían tomarlo en cuenta para medir con la misma vara.


No soy quien para decir si está bien o está mal el grito de puto en las tribunas, personalmente no sale de mi boca en los estadios a los que asisto, no me molesta que lo hagan las otras personas, pero tampoco lo aplaudo. Ya veremos qué pasa en los juegos de la selección mexicana, si la gente sigue gritando a diestra y siniestra o si acatan las normas que les impondrán.

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