Después de un torneo miserable que le puso el
clavo final al ataúd del Toluca, en donde se tuvo que pagar una multa por ser
de los peores tres equipos en los últimos años, parece que hubo un jalón de
orejas desde las oficinas de Valentín Díez para todo el cuerpo directivo,
técnico y jugadores. Algunos pateabalones se fueron por la puerta de atrás,
otros tantos lograron mantenerse para lavar tanto su imagen como la del club,
llegaron refuerzos y las ilusiones se han renovado (de nuevo) para los
aficionados.
Sin lugar a dudas, en el papel, el Toluca está
para dejar de pelear sólo por el repechaje y buscar colarse entre los primeros
cuatro del torneo. Se tiene a un técnico con sed de revancha, materia prima en
el ámbito futbolístico, una directiva que, parece, cerró filas finalmente y
busca regresar al equipo a las alturas y a un dueño que, después de muchos
años, se animó a involucrarse un poco más con su club.
¿Están los Diablos Rojos para campeonar? No, o
por lo menos yo tengo esa perspectiva a inicios del torneo. Hay equipos que
vienen mejor trabajados, con planteles más bastos y, sobre todo, una identidad
definida que ayuda a que se impongan a pesar de las circunstancias. No con ello
descarto a los nuestros para conseguir el título, pero para poder correr
primero hay que aprender a caminar bien.
Vayamos por partes. Sí, llegaron refuerzos en
todas las zonas, son tipos de probada calidad y que se sabe que si están enchufados
pueden producir muy bien, quizás el único pero que se les puede poner es que
vienen de tener poca actividad en su mayoría y eso genera dudas. Hay quienes
dicen “ya no vienen en su mejor momento”, “eran banca por algo” y cosas
similares. Argumentos (válidos o no válidos) no les faltan para poner en duda a
quienes llegaron, sin embargo, yo pienso que son jugadores con hambre de
revancha, profesionales de pies a cabeza y que van a contribuir.
Tratar de escribir de parados tácticos,
funciones, esquemas y más por el momento no viene al caso, eso será al andar de
los partidos. También sería un poco burdo tratar uno por uno a los refuerzos,
lo que pueden o no pueden aportar dado que hay que esperar a ver quiénes
inician. Lo que sí puedo destacar desde ya es que el liderazgo y seguridad que
aportarán tipos como Navarro y Volpi serán fundamentales a la hora de manejar
el vestidor tanto en los momentos buenos como en los malos y a la hora de que
en la cancha no se pase un buen momento.
Con el plantel actual no sé si se tiene un
proyecto a largo plazo, de nuevo, lo que siento que se tiene es una base para
crear un buen proyecto, donde los de experiencia servirán como puente a los
jóvenes que llegarán desde fuerzas básicas y de otros equipos. La base actual
puede durar un par de años, lo ideal sería que fuera un poco más duradera, pero
servirá para regresar a donde debemos estar (espero).
Hace mucho tiempo que no se sentían tan buenas
sensaciones para con el equipo. Llegaron a tiempo los nuevos jugadores, el
cuerpo técnico tiene a quienes se les pidió y hasta podemos tocar el tema del
uniforme, uno que no disgustó a casi nadie (no hablemos del tema jerseys
robados porque ya nada se puede hacer ahí).
La afición, nosotros los diablos rojos que
estamos desde hace años, seguiremos ahí, vamos a dar todo lo necesario para
apoyar a los nuestros, desde las tribunas, desde los hogares, no faltará cosa
alguna para levantar a los nuestros si llegan a tropezar, será cosa que los que
están en el hermoso rectángulo verde futbolero hagan lo suyo y suden la
camiseta a más no poder, que logren triunfos y, si se puede, practiquen un
fútbol que deleite a la pupila.
No hay pretextos para que el torneo no sea
bueno. Lo corto que será el torneo y la robusta plantilla que tenemos (en
teoría) alcanzará para que todo salga bien, claro, no será muy complicado
superar lo hecho hace poco. Recordemos que el tema porcentual aún está ahí,
pero si se sacan los resultados esperados se olvidará ya eso y podremos enfocar
todas las energías a otras cosas.
El Deportivo Toluca tiene el honor de abrir el
torneo y, si todo sale como queremos, será quien se encargue de cerrarlo a
finales de octubre. Escrito todo lo anterior, hagamos de nuestro estadio un
infierno y que el balón siga rodando a nuestro favor.
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