El fútbol mexicano está sufriendo
una crisis extrema, quizá la más grande desde aquella ocasión en que gracias al
tema de los “cachirules” la selección nacional se quedó sin participar en el
mundial de Italia 1990. En esta ocasión no ha sido a ese nivel, sino a nivel
liga y seguro que las consecuencias de esta crisis pronto van a traer cambios,
ya sea para bien o para mal.
Hay que dividir todo esto en dos
partes, las cuales son la parte arbitral y la parte disciplinaria. Años de
malos manejos, de poca capacidad de aplicar el reglamento de todas las partes,
de la disminución de la autoridad de los nazarenos, del nulo interés de la
comisión disciplinaria de aplicar el reglamento como se debe hacer, de exabruptos
tanto de jugadores como de directivos frente a la autoridad causaron que la bomba
detonara.
Y no, esto no es culpa de Pablo
Aguilar, ni de Enrique Triverio ni mucho menos de Ricardo Peláez, esto solo fue
la gota que derramo el vaso para los árbitros, para los jugadores, para los
aficionados, para todo el mundo del fútbol.
Vayamos poco a poco. Los árbitros
no son los mártires en esta historia, ellos son actores principales y todo lo
que está pasando esconde el mal nivel que han tenido por años, estaban (y
están) atravesando una crisis en su labor, su autoridad disminuyó mucho y ya no
se les respetaba, pero tienen un punto justo a defender: son la autoridad y se
les debe respetar (pese al mal trabajo que realizan).
Los jugadores: los hombres
importantes del rectángulo verde vieron ablandarse a los hombres de negro, los
ven como villanos por sus trabajos deficientes, es por eso que poco a poco las
cosas se fueron tornando más turbias entre ambos bandos hasta llegar a lo que
pasó con Aguilar y Triverio. Ojo, no fueron los primeros en el torneo en hacer
eso, pero sí los que fueron sancionados por vez primera.
La comisión disciplinaria:
Castigos tibios, malos manejos en situaciones críticas, desinterés en aplicar
el reglamento de manera tajante…son algunos de los pecados que han cometido y
eso le ha costado la falta de credibilidad de los otros grupos, aunque eso les
importa poco, a ellos les importa sólo acatar órdenes de los directivos y
dueños de los equipos sin importar que esto enturbie todo con su falta de
congruencia.
Los directivos: A ellos sólo les
importa el dinero, cuando menos a muchos, se pasan de largo el reglamento y
modifican, hacen lo que les convenga sin mirar atrás.
Soluciones pueden existir muchas y también pueden sonar muy sencillas, pero no es tan fácil esto, todas las partes deben estar dispuestas a ceder y ofrecer cosas para que el balón vuelva a rodar y nos dejemos de cosas que sólo sirven para manchar el balompié. En días próximos conoceremos la resolución y ojalá, por el bien de todos, sea algo que realmente pese y no sólo sea, como se dice, "llamarada de petate"
Ahora que el gremio arbitral se
unió e hizo un paro laboral, todo debe cambiar. Es y será un parteaguas o
cuando menos eso se espera. Los jugadores deben respetar, los árbitros deben
darse a respetar y mejorar su labor, la comisión disciplinaria debe meter mano
dura y los directivos deben estar más atentos a mejorar siempre todos los
aspectos posibles.
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