En México existe una
desafortunada tradición que ha pasado de generación en generación y no se ve
para cuando pueda acabar, eso es el abuso de las facultades que te da el puesto
en donde trabajas o mejor dicho el despotismo.
Desde los altos cargos gubernamentales,
los puestos de oficina, servidores públicos o trabajadores de la iniciativa
privada creen tener privilegios más allá de lo establecidos por la simple
condición de trabajar en algún lado en particular o conocer a alguna persona
para poder realizar cosas que van más allá de lo que está establecido en los
parámetros normales de un ciudadano.
El periodismo no se libra de este
asunto. Hay periodistas que utilizan sus contactos y su puesto para librarse de
multas, para hacer menos a la autoridad, para buscar un beneficio personal o
para robar cosas, destacando este último punto por el ahora famoso caso de Mauricio
Ortega y el jersey robado de Tom Brady.
Hay que ir por partes en este asunto:
El periodismo es una profesión complicada, no es solamente buscar noticias por
buscar algo para publicar, hay que hacer investigación, buscar fuentes
confiables, hacer textos que dejen algo al lector, en tiempos recientes y sobre
todo en México el periodismo especializado es peligroso pues te puede costar la
vida.
En el particular caso de Ortega
se trata de un personaje que abusó con su puesto y salió a pasear en lugar de
hacer su trabajo, quizá ni siquiera era su trabajo pero aprovechó su puesto
para que su lado de fanático se viera saciado y al parecer su lado cleptómano,
dejando un precedente muy negativo no sólo para él sino para todos aquellos que
se dedican a la labor del periodismo deportivo y que en un futuro se verá
comprometida su asistencia a eventos internacionales por la mancha que ha
dejado este señor.
No, el periodismo deportivo no es
el más importante que existe, recordando que los deportes son las cosas más
importantes de las menos importantes de la vida, pero hay que darle su justo
lugar a él y a todas las personas que se dedican a esto, aquellos que
arduamente a sacar información, que hacen viajes y pasan mucho tiempo lejos de
su familia, a quienes sacrifican horas para que nosotros tengamos información y
reportajes de calidad.
Lo peor del asunto es que Ortega
no sólo manchó la credibilidad de todos aquellos que se dedican a cubrir
eventos de deportes, sino que en una época donde las relaciones entre Estados
Unidos y México están turbias por la política migratoria del presidente Trump,
esto puede avivar más el fuego que tiene contra los mexicanos y puede
impedir que personas que realmente van a trabajar les puedan negar acceso o les
pongan más trabas para ingresar a territorio estadounidense.
Claro que hay temas de mayor
relevancia en nuestro país. La violencia extrema, los feminicidios, la
delincuencia, el narcotráfico y más cosas, pero esto no debe quedarse como un hecho
anecdótico, es algo que debe dejar de pasar, se debe poner un alto a aquellos
que cuentan con privilegios más allá de sus funciones, a aquellos que abusan de
sus facultades para beneficio personal, a quienes renuevan las malas costumbres
en México. Por algún lado se debe empezar a mejorar y que mejor que aquellos
que manchan a una profesión tan noble como el periodismo, que se burlan de las
leyes y que dejan en mal a los mexicanos frente a la comunidad internacional.