lunes, 7 de marzo de 2016

Brad Stevens: El futuro de los Celtics.


Era el año 1997, los Celtics venían de un par de temporadas perdedoras, algo que no había sucedido desde mediados de los años setenta y en Boston se prendían los focos rojos pues una franquicia tan ganadora como ellos no podía darse el lujo de seguir así. La pérdida de Reggie Lewis aún, los McHale, Bird, Parish ya no estaban más y M. L. Carr no podía con la dirección del equipo. Todo esto hizo que la directiva se fijara en un hombre ganador a nivel colegial para encargarle el futuro del equipo y el elegido fue el múltiple galardonado coach de los Kentucky Wildcats: Rick Pitino.



El resto es historia. Pitino nunca pudo adaptarse al estilo de juego de la NBA pese a su calidad como entrenador. No pudo desarrollar de buena manera a talento joven como Antoine Walker, Chauncey Billups (a quien cambió en su primera temporada), Ron Mercer, Paul Pierce y el elenco de veteranos que rodeaban a los jóvenes no rindió. Los Celtics se hundieron durante su etapa y con un record de 102-146 finalizó el gran experimento celta con entrenadores de la NCAA.

Vayamos al futuro. Danny Ainge se encargó de confeccionar un equipo ganador, aguantó a Glenn “Doc” Rivers en la dirección del equipo pese a la falta de resultados, arriesgó entregando a sus promesas para adquirir a Kevin Garnett y a Ray Allen para que junto al emblema del equipo, Paul Pierce, crearan un conjunto que a pesar de sólo ganar un título (donde las lesiones impidieron que fueran más) regresó a la élite de la liga.



Pero nada es para siempre. Allen tuvo problemas en Boston y se fue, Garnett y Pierce entraron en años y Rondo, el cuarto mosquetero del equipo, tenía diferencias con Rivers y éste decidió partir a Los Ángeles. Ainge sabía que el equipo tenía que reconstruirse así que mandó a su pareja veterana a los Nets a cambio de contratos exorbitantes y futuras selecciones de draft. También por  Rivers ganó un boleto para la lotería pero ahora necesitaba un guía para su joven equipo y decidió mirar a la liga universitaria y trajo consigo a un superdotado, a un genio joven y a quien le encargaría hacer lo que no pudo hacer Pitino en su época, reconstruir a un equipo joven. El elegido fue un joven de 36 años llamado Brad Stevens.


Lo que recibió Stevens fue un equipo de remedos. Rondo, su máxima estrella, pasó la mayoría de la temporada lesionado; Jeff Green y Avery Bradley no lograban explotar y los otros jugadores entre novatos y veteranos no pudieron con el paquete. El resultado fue un record de 25-57 y los Celtics se ausentaron de playoffs por vez primera desde 2007-2008.  Stevens tuvo un mal inicio pero se veía su capacidad.

La temporada 2014-2015 fue el parteaguas. El equipo empezó lento pero pese a una infinidad de cambios de jugadores (los Celtics tuvieron 44 jugadores diferentes en el roster a través de la temporada)  y de tener un récord perdedor (40-42) el equipo cerró la temporada con un gran básquetbol, reviviendo a jugadores como Isaiah Thomas, Tyler Zeller, Jonas Jerebko y dando oportunidad a Jae Crowder, Marcus Smart, Kelly Olynyk…Stevens mostró lo que es capaz de hacer y aunque cayeron frente a los Cleveland Cavalier 4-0 en la primera ronda dejó un futuro esperanzador.
En la actual temporada los Celtics están haciendo más de lo que creían los expertos con un cuadro base sin estrellas pero con jugadores con hambre de triunfo. Smart, Crowder, Bradley, Thomas se están consolidando tanto que Thomas fue elegido al juego de estrellas. A Día 7 de marzo son séptimos del este con récord de 38-26 y con un juego defensivo que estadísticamente está en el top 5 de la liga. Stevens ha mostrado su calidad y el futuro es muy prometedor para él y su equipo pues tendrán mucho espacio en el tope salarial para intentar traer a algún jugador estrella que vea que hay un proyecto real como para campeonar además el draft podría ser bueno pues los Celtics poseen varias selecciones pero la más importante es la de los Nets que está proyectada para ser entre las primeras 5 y con un poco de suerte la número 1 global.




El futuro es prometedor en Boston. La rueda de la fortuna trajo consigo buena suerte después de que el primer experimento no funcionara y con Stevens los Celtics podrán o no conseguir un título pero han regresado a ser un equipo protagonista mucho antes de lo que todo mundo esperaba.

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